El budismo tiene su origen en la India entre los siglos VI y V a.C., momento en el que Sidarta Gotama, más conocido como Buda, comenzó su predicación. Aunque el budismo está caracterizado por la diversidad (algunas tradiciones consideran a Buda como un modelo a seguir mientras que para otros es una divinidad), todos los fieles comparten la admiración a Buda, el respeto al dharma, es decir, las enseñanzas que impartió, y el apoyo en la «sangha», la comunidad budista. Todo ello tiene como fin lograr liberarse del sufrimiento de esta vida y de las incontables vidas futuras, así como alcanzar el estado de la iluminación para poder beneficiar a todos los seres sintientes.
Para avanzar por las etapas del camino hacia la iluminación Buda enseñó que la meditación es esencial ya que el propósito de esta práctica es cultivar estados mentales que nos proporcionen paz interior, bienestar y tranquilidad. Con la meditación aprendemos técnicas para calmar la mente, que ayudan a generar pensamientos positivos y a disfrutar así de una vida con menos estrés y angustia y mayor felicidad.